El otro día por fin conseguí enfrentarme a mi novio. Estaba harta ya de tanto control y tanta restricción en los gastos por miedo a lo que me dijese. ¡Se acabó! Le he dado un ultimátum. O deja de controlar lo que gasto, o rompo con él y le mando a paseo. Está decidido.
No puede ser que siga vigilándome permanentemente y que contabilice hasta el último céntimo que invierto. Eso no es sano para ninguno de los dos ni para nuestra relación.
Hasta ahora todo ha sido un continuo registro de mi monedero, de las facturas y de las cuentas bancarias. Sus palabras siempre eran las mismas: “¿Por qué has gastado tanto en esto o en lo otro?”, “Gastas mucho.”, “Con este dinero que te doy tienes que tener para todo el mes.” Y así, infinidad de barrabasadas y tonterías sobre lo que compraba o dejaba de comprar. Ya le he dicho. Esto se ha acabado. No voy a tolerárselo más.
Un vínculo entre dos personas que se aman debe basarse en el respeto y en la confianza mutua. Si estos dos principios no están, la relación es insana y no merece la pena continuar manteniéndola.
Yo le quiero, pero no voy a tolerar de ningún modo que me tenga sometida. Soy una persona libre. Tengo mis derechos. Nadie puede tenerme sometida bajo el yugo de la amenaza. La esclavitud y el sometimiento de la mujer a los gustos y necesidades del hombre son cosas del pasado. Ya se acabó el servilismo y la rendición de la mujer a los placeres y deseos del hombre. Ahora estamos en la era en la que tanto hombres, como mujeres somos iguales a todos los niveles. Ambos tenemos los mismos derechos.
Supongo que al principio le costará. Pero todo se aprende. La práctica hará que lo consiga. Y si no, él sabe las consecuencias. Le mando a casa con su madre y si te he visto no me acuerdo.
Para ayudarle a realizar el cambio hemos acordado que cada vez que empiece a tener ese tipo de comportamientos controladores y machistas se lo voy a hacer notar. Un simple gesto mío será suficiente para que se pare en seco y modifique su actitud. Incluso, cuando perciba una actitud diferente, se lo haré ver como símbolo de que va por el buen camino.
Evidentemente, para poder haber llegado a este punto, la primera que ha tenido que replantearse muchas cosas internamente he sido yo. He tenido que hacer una reestructuración de mis valores y mis necesidades. Pero, por encima de todo, he tenido que creer más en mí misma y valorarme más. Esa ha sido la clave que me ha permitido pararle los pies y hacerle ver la necesidad de un cambio de actitud por su parte.
Ya me lo decía una amiga, “Si tú no te quieres, ¿cómo quieres que él te valore y respete?”. Al principio no entendía lo que me estaba diciendo. Pensaba que el que él me quisiese no tenía nada que ver con el cómo me veía yo a mí misma. Pero ahora, después de hacer un verdadero trabajo interior donde he mejorado mi autoestima, he podido comprobar que tenía toda la razón del mundo. Él sólo era un reflejo de cómo me estaba viendo y tratando yo a mí misma. El cómo nos tratan los demás es un fiel reflejo de cómo nos hablamos a nosotros mismos.
Por eso he querido compartir contigo esta experiencia. La clave está en ti, en cómo te ves, cómo te hablas y lo que te aprecias. Fuera es un reflejo de lo que hay en tu interior. Nadie más que tú puede hacer cambiar y mejorar tu propia realidad. Está en tus manos cambiar lo que no te gusta de tu realidad.
-Sara Estébanez-
Desde Caricias y Besos nos gustaría acompañarte en ese camino de autoconocimiento y crecimiento personal dotándote de todos los recursos necesarios para que puedas alcanzar una vida plena y feliz. Y de este modo la puedas llenar de pasión.
Si deseas encontrar pareja, aumentar la pasión con ella y mejorar tus relaciones, pincha en Caricias y Besos, y dale a “Me Gusta”.
www.facebook.com/relacionesdepareja/
Visita nuestra web:
Allí encontrarás más artículos e información.