El otro día iba tranquilamente en el metro y sin querer, escuche una conversación que me produjo sobresalto y llamó poderosamente mi atención. Iban un grupo de mujeres jóvenes, no tendrían más de 35 años, hablando de sexo. Hasta aquí todo bien y maravilloso. Pero cual no fue mi sorpresa cuando alguna de ellas reconoció que en sus relaciones sexuales no sentía placer y que alguna vez había fingido un orgasmo.
Creo mis ojos se abrieron como platos, y una preocupación recorrió mi cuerpo y mi mente. ¿Cómo podía ser que una chica tan joven estuviera tan convencida de que el placer para ella no es y que además tiene que fingir? Se por la experiencia de los años de consulta que antiguamente, muchas mujeres mayores que no habían tenido educación sexual y ni oportunidad de conocerse a sí mismas, creían que esto era normal. Además, claro está, de la represión sexual existente.
Pero escuchar a una mujer joven con el mismo planteamiento me hizo ponerme a pensar. ¿Y si no es la única mujer que tiene esta sensación y hace lo mismo? Entonces, me preocupé aún más. Además a mi cabeza vino la siguiente pregunta, ¿qué está pasando en la vida de una mujer para que cree que tiene que fingir el placer?
Recordé que dentro de la vieja educación sexual hay un sinfín de comentarios, creencias y pensamientos que coinciden con este comportamiento. “Tu hija, tranquila, que el acabe y si no te gusta, pues haz como si”. “Mientras él está a lo suyo yo me organizo en la cabeza lo que tengo que hacer”. “Los chicos son los que se lo tienen que pasar bien”, “El sexo es cosa de hombres” Y así una interminable colección que explica por qué muchas mujeres están desconectadas de la sexualidad, del placer, de la vida.
Uno de los requisitos indispensable es empezar analizar y desmontar todas esas creencias que aparecen en el inconsciente femenino que les impide conectar con su cuerpo, con el placer con la diversión, y tomar el poder y control de sus vidas.
Después tocará aprender a descubrir cada una de las mujeres su propio cuerpo, qué me gusta y que no. Qué zonas de mi cuerpo están más erotizadas o cuales tengo que poner más a tono.
Y sobre todo, pensar siempre que son merecedoras de todo. Que el placer es para ellas y están destinadas a sentirlo, vivirlo como quieran.
-Ruth Fernández-
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