La herida del abandono es bastante común entre las personas. Es una herida de infancia donde la percepción de cada uno/a es el temor a que alguien a quien queremos nos abandone.
No necesariamente hace falta haber sido abandonado, física o emocional, para sentirse de esa manera. Es una sensación subjetiva que hace que nuestras relaciones interpersonales se vuelvan complejas.
Si a esto le añadimos que a nivel familiar puede ser algo que también hayamos heredado, pues nos complica la vida. Me explico.
Si yo tengo la herida del abandono por la percepción que tengo de cómo me han tratado mis padres, y mi padre también la tiene por su propia historia con su madre, y a la vez esta, también la tiene por su propia madre, se genera una huella muy profunda a nivel inconsciente que repercute en la herida del abandono.
Os pongo un ejemplo: una mujer de unos 80 años nació en una familia numerosa y tenía una tía con mucho dinero y sin hijos. Los padres, creyendo que era lo mejor para su hija pequeña la dejaron al cargo de la tía adinerada. Nunca le falto de nada, pero ahí se produce el primer ABANDONO que empieza a generar el patrón familiar.
Esta mujer después se casa, y las circunstancia de la vida hace que ella también tenga que ABANDONAR a sus hijos, estos viven el propio abandono y además heredan del patrón de comportamiento que van a seguir transmitiendo.
Los hijos/as de esta mujer mayor han ido viviendo desde ese patrón de abandono. Las circunstancias de la vida de estos hijos/as es bastante buena, sin embargo sus respectivos hijos/as (nietos/as de la mujer mayor) tienen la herida del abandono muy marcada.
A lo largo de la historia familiar se ha gestado una huella profunda que hay que sanar para dejar de transmitirla.
-Ruth Fernández-