Desde muy pequeños hemos estado en el papel de “pobrecito de mí”. Hemos sido víctimas de todo lo que nos acontecía: que si Fulanito me había pegado, o Menganito me había quitado algo, o Zutanito me había insultado. Fue nuestro método de supervivencia. Era nuestra manera de ganar protagonismo y ser el centro de atención.

Sin embargo, más adelante, cuando ya hemos empezado a ser autónomos, nuestra actitud ha continuado siendo la misma. Ya no son nuestros compañeros de la escuela los que nos fastidiaban la vida. Ahora quienes amargan nuestra existencia son nuestros familiares, la pareja, el jefe o los compañeros del trabajo.

A pesar de haber cumplido más años, el diálogo sigue siendo el mismo: “Mi jefe es un cabrón porque me trata como una mierda”, “mi pareja es una tal porque no me muestra su amor”, “mis familiares son unos cual porque me tratan no sé cómo”. Y así un sinfín de excusas y circunstancias que hacen que veamos la vida de forma amarga y como víctimas de todo lo que sucede.

Está muy bien ver la vida de este modo. Ahí hemos estado todos. Unos más tiempo que otros. Pero todos hemos estado ahí en la víctima.

El problema es que estando en la víctima las circunstancias son las que tienen el poder de tu felicidad. Mientras te encuentres en este estado, nada podrás hacer por mejorar tu vida, pues el poder está fuera. No lo tienes tú. Tu felicidad estará condicionada a los acontecimientos que te rodeen y a los actos de los demás.

¿Pero sabes una cosa? Hay otro modo de ver la vida. Hay otra forma de hacer y de ver las cosas. ¿Te la cuento? Si quieres empezar a ser tú el protagonista de tu propia vida, sigue leyendo.

Existe otro personaje, el PROTAGONISTA. El protagonista es esa persona que se hace responsable de su vida. Es aquella persona que elige en todo momento tomar la batuta y ser el artífice de su propia realidad. Es aquella persona que se centra en lo que desea y en el modo de conseguirlo, no en lo que le falta y se lamenta de lo mal que le ha tratado la vida. Es una persona agradecida. Su pasado, más o menos traumático, está atrás y ahí se queda. Vive en un permanente presente y desde ahí mira hacia el futuro sabiendo que va a llegar a él y seguro de que logrará todo lo que se proponga.

¿Cómo lo hace? La clave está en él. En vez de ser las circunstancias las que condicionen su vida, él es el generador de dichas circunstancias. Él crea otra realidad a partir de sí mismo y de lo que desea para sí mismo en la vida. Da importancia sólo a lo que le aporta valor y deja de lado todo aquello que le resta energía (rencores, celos, envidias, juicios…).

Su verdadera fuerza está en él mismo. Le da igual lo que piensen, digan o hagan los demás. Lleva a cabo las acciones que le conducen a sus objetivos y a su felicidad independientemente del exterior. Da valor a sus sueños, no deja que nadie se interponga y consigue todo lo que se propone.

Ahora, después de todo esto, vuelvo a plantearte la misma pregunta, ¿qué eliges? ¿Quieres continuar en tu papel de víctima o ponerte en el de protagonista y triunfador? Está en ti. La decisión es tuya. La clave está en quién tenga el poder, si las circunstancias o tú.

Tú eliges.

¿Has pasado ya de víctima a protagonista? Escríbenos si te apetece compartirlo con esta gran tribu.

-Sara Estébanez-

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