Un poco desalentador el título. ¿Verdad? Sin embargo, la realidad es así. No siempre las cosas son tal y como deseamos o nos hubiera gustado que fuesen. Las parejas, en mayor o menor medida, tienen sus diferencias. Luego está en nosotros tratar de arreglarlo y recobrar la ilusión por nuestra unión.
Hoy nos vamos a ocupar de uno de los problemas más difíciles de identificar, los relativos a las relaciones sexuales y la cama. Para ello analizaremos las señales que confirman que nos encontramos en un momento complejo dentro de la relación de cama.
El primer indicio que denota que algo no marcha bien es el comprobar que los miembros de la pareja no pasen tiempo juntos. Esto es lo primero se percibe desde fuera. Pero por dentro las cosas no son las mismas. Habitualmente, el horario de irse a la cama de los dos miembros, suele ser el mismo. De hecho, la mayoría de las parejas nos vamos a la vez a dormir a no ser que haya una causa justificada para ello. Esto sólo en el caso de que tengamos horarios contrapuestos de trabajo, hayamos tenido un día complicado, estemos muy cansados o algo por el estilo. Esto nos puede pasar a todo ser humano. El problema surge cuando uno se retira a sus aposentos antes que el otro de forma continuada sin razón aparente. Si esto ocurre de forma continuada, puedes empezar a sospechar que algo no va bien del todo. El problema, es que esto, la gente de fuera no lo percibe. Deberán ser los propios miembros de la pareja los que analicen este tipo de acontecimientos.
Otra de las señales que muestran que hay problemas en la relación es cuando uno de los integrantes, o los dos, rechazan los besos y las caricias del otro, o es él o ella mismo/a quien se niega a dárselos. Si tu pareja huye de besarte, algo está pasando. Por lo general, la gran mayoría de las parejas tienen infinidad de modos de mostrar su amor por la persona. Y la más frecuente es la aplicación de besos con más o menos pasión. Es algo inherente a una relación. Si este tipo de afecto no se muestra entre dos personas, es muy probable que sea porque alguna dificultad hay entre ellos.
Muy relacionado con esta negación de besos, está la inexistencia de contacto sexual. Ya sea que uno manifieste su deseo de no acercarse al otro, o de que el otro le toque, es una señal inequívoca de que algo está pasando entre ellos. Sobre todo, si es de forma continuada. Puede pasar que uno de ellos ese día haya tenido un mal día y en ese momento no le apetezca mantener relaciones sexuales. Pero si esto se dilata en el tiempo y se repite de forma continuada, la cosa ya no es tan simple. Algo más relevante está pasando que un simple “no me apetece” por parte de uno.
Por último, en el lado más extremo, tenemos la persona que siente ansiedad cada vez que tiene que irse a dormir a la cama con su pareja. Aunque sea simplemente a dormir. Le da tanto pavor y siente el dormir con el otro como un sacrilegio, que la persona trata por todos los medios evitar coincidir despierta con el otro o la otra despiertos en el dormitorio. Y para ello, se inventa cualquier excusa que le exima de irse a la cama al tiempo que la otra persona lo hace.
Aquí hemos visto desde los casos más sencillos, a las situaciones más complejas de dentro de una pareja. Evidentemente, como comentábamos al principio del artículo, toda pareja discute. Es normal. Pero si la discusión va más allá del diálogo y repercute en la convivencia, en el día a día y en la relación sexual, la situación es más complicada.
Partiendo de la base de que en toda relación de pareja hay o ha habido amor en algún momento, cuando nos encontramos en estos momentos de discrepancia es necesario volver a aquello que nos unió para poder establecer un lazo más estrecho. El problema está cuando no somos capaces de ver lo positivo en el otro, en nuestra unión, ni en nada de lo que tiene que ver con la pareja. Ahí la cosa se complica y se necesita de una tercera persona que pueda ver la situación desde fuera y sea imparcial.
-Sara Estébanez-
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