Lo creamos o no, la dualidad es algo que domina el mundo en el que vivimos. Vemos todo desde dos polos totalmente opuestos: bueno-malo, bonito-feo, caliente-frío… Ya lo hemos comentado alguna vez en nuestros artículos.
El problema es que ver el mundo sólo desde uno de los polos no nos ayuda en nada. ¿Por qué digo esto?
Si nos vamos al diccionario y buscamos el opuesto de la palabra “machismo”, éste nos llevará al término “feminismo”. Mientras el primero defiende que el varón es superior a la mujer, el segundo sostiene que el mundo gira alrededor de las hembras. Es decir, son polos totalmente opuestos. Sin embargo, ninguno de ellos es beneficioso para nadie. Veamos por qué.
Durante muchos años hemos vivido en un mundo en el que la opinión del hombre estaba por encima de todo. En él, la mujer estaba al servicio de su pareja y su voluntad estaba sometida a lo que su cónyuge opinase. En él, lo que pensase ella no contaba para nada. Su labor era ser servicial y cumplir todos los deseos de su pareja y ya está.
Sin embargo, después de un momento de revolución en el que la mujer recuperó su fuerza interior, se levantó contra el servilismo y la “esclavitud” a la que se veía sometida. Y esto, en sí mismo, no está mal. El problema surge cuando quieren invertir los papeles y las mujeres tratan al otro sexo como si fuese basura y los menosprecian en todo momento.
Por favor, no vayamos a ninguno de los dos lados de la balanza. Cualquiera de ellos es perjudicial para la relación y para ambos miembros. Todo lo que sea menospreciar, infravalorar y someter a alguien supone saltarse los derechos internacionales defendidos por la ONU.
Además, para quien defienda cualquiera de los dos polos, le recuerdo que, lo queramos admitir o no, cada uno de nosotros somos la suma de estos dos opuestos que son hombre-mujer. Sin uno de ellos no podríamos existir en este mundo. Ni habríamos nacido. Estamos formados por ambos mundos contrarios, pero a la vez complementarios entre sí.
Somos como la figura del yin y el yang. Somos un Todo uniendo todas las partes. Y en una relación de pareja sucede exactamente lo mismo, se unen dos personas para formar una Unidad.
Da lo mismo que ésta sea homosexual o heterosexual, de gays o de lesbianas. Toda relación es una suma de yin-yang. Si no, analizamos cualquier relación. En ella veremos que unas veces uno adopta comportamientos más femeninos y otras veces más masculinos y el otro exactamente lo mismo. Es como la figura del Tao que antes comentaba, dentro del negro está el blanco, y viceversa. El problema, a nivel social está cuando el blanco muestra su parte interna negra o viceversa. Cuando vemos a una mujer haciendo algo que hasta ahora considerábamos típico y específico de hombres, nos metemos con ella, la llamamos marimacho, la menospreciamos… Y lo mismo a la inversa. Mucha gente, cuando percibe el lado femenino de un hombre le define como “maricón”.
Por favor, salgámonos de estos estereotipos. Permitamos que las personas desarrollen y saquen a la luz toda su riqueza interior independientemente de sexo que la biología le ha dado.
Es más, cuando alguien se pone a defender a ultranza cualquier tipo de sexismo anteriormente descrito, lo más seguro es que su historia personal tenga mucho que ver en todo ello y le esté condicionando a la hora de relacionarse con el sexo opuesto. Quien despotrica contra una de sus partes o contra uno de sus progenitores, es porque en su pasado hay algo que le traumatizó en mayor o menor medida y no tiene sanado.
-Sara Estébanez-
Desde Caricias y Besos nos gustaría acompañarte en ese camino de autoconocimiento y crecimiento personal dotándote de todos los recursos necesarios para que puedas alcanzar una vida plena y feliz. Y de este modo la puedas llenar de pasión.
Si deseas encontrar pareja, aumentar la pasión con ella y mejorar tus relaciones, pincha en Caricias y Besos, y dale a “Me Gusta”.
www.facebook.com/relacionesdepareja/
Visita nuestra web:
Allí encontrarás más artículos e información.