Dentro de nada estrenamos año. Estoy segura de que ya estéis preparando el menú para ese día. Unos las uvas, otros el champán y de postre, los petardos. Eso sí, cada uno siguiendo su tradición y los alimentos que su cultura tiene por costumbre para ese día. Aquí la cosa es seguir y perpetuar la tradición en mayor o menor medida.
Pero lo que mucha gente aún no ha asumido es que la realidad que vivimos es consecuencia de lo que previamente hemos hecho. Muchos dicen eso de “año nuevo, vida nueva”. Pero al día siguiente siguen teniendo los mismos comportamientos y repiten las acciones que llevan a cabo. ¿Así cómo quieren que su vida cambie de algún modo? Si seguimos actuando siempre del mismo modo, no podemos esperar cosas nuevas. Como dice Einstein: “Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”.
Por eso, desde aquí te propongo algo diferente. ¿No queremos cosas nuevas? Pues habrá que modificar en algo lo que estamos haciendo. ¿No os parece?
Primero haz una lista de todos tus deseos para el año que viene. ¿Qué cosas nuevas desearías que se cumpliesen? ¿Qué te gustaría que cambiase de tu realidad? ¿Te has planteado algún objetivo para los siguientes 365 días? ¿Cuál?
Aquí, pedir, a todos se nos da bien. Pero el obrar en consecuencia ya no está tan claro. Ahí radica el problema. Por mucho que deseemos algo, si no llevamos a cabo acciones dirigidas a la consecución de nuestra meta, ¿cómo queremos que se materialice? ¿Por ciencia infusa? No. ¿Verdad?
Por este motivo, aquí te propongo el primer cambio a realizar. Párate a pensar qué acciones puedes llevar a cabo tú, no los demás, que estén encaminadas hacia lo que te has propuesto conseguir. Haz una lista con todas las posibles soluciones que se te ocurran. Esta lista es una lluvia de ideas, por lo cual, no podrás descartar ninguna de las ideas que te vengan a la mente. Apúntalas todas. Luego ya veremos qué hacemos con ellas.
A continuación, analiza por separado cada una de las posibilidades que has anotado y responde honestamente a estas preguntas. Sé honesto/a contigo mismo/a, los demás aquí no pintan nada. ¿Es realizable? ¿Estás capacitado/a para llevarla a cabo? Y lo que es lo más importante, ¿estás dispuesto/a efectuar las acciones que esta idea conlleva? ¿Te comprometes contigo mismo/a a realizarla?
Haz este análisis con cada una de las soluciones que has anotado en el paso anterior y decide cuáles son las que definitivamente vas a integrar. A partir de ahí, elabora tu plan de acción. ¿Qué acciones vas a llevar a cabo para conseguir lo que te has propuesto? Eso sí, muy importante, pon una fecha de inicio y otra de finalización, esta última sólo si procede, a cada una de las acciones que has ido anotando. Esto es muy importante, pues si no nos ponemos fecha y hora para proceder con cada una de las acciones, nuestro subconsciente no las procesa y las deja en el banco del olvido. Pero eso sí, luego, cuando vemos que no hemos logrado lo que nos habíamos propuesto, ahí está cual yunque martirizándonos.
Ponte manos a la obra y logra aquello que te plantees.
¿Cuáles son tus deseos para el año que viene?
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-Sara Estébanez-
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