Nos hemos criado en una cultura monógama donde vemos el tener relaciones con más de una persona de forma negativa, pero en otros lugares del mundo es su forma de vivir. Es su cultura. ¿Sin embargo, qué pasaría si nos quitásemos esos prejuicios impuestos por la sociedad en la que hemos nacido?
Este fin de semana se ha celebrado el primer congreso de sexualidad en Madrid. Allí hemos asistido a varios talleres. Uno de ellos fue el impartido por Miguel Vagalume sobre “Poliamor”. En él aprendimos que existen diferentes formas de salir de la monogamia. Una de ellas es el poliamor, basado en tener una relación amorosa con varias personas a la vez. Otra, la anarquía relacional donde vives con una persona, tienes un hijo con otra, vas de vacaciones con otra… y así hasta donde tú quieras. Una tercera forma de tener relaciones con otras personas es practicando el swinger que consiste en quedar con más parejas y hacer intercambio de pareja. Y por último están las relaciones abiertas en las que puedes mantener relaciones de todo tipo con las personas que desees.
Independientemente del tipo de relación que quieras establecer dentro de estos cuatro tipos, es fundamental, primero, que tengas claro qué es lo que vas buscando en ellas y qué necesidad tuya está cubriendo. Pero, sobre todo, que seas sincero/a contigo mismo o misma, y que te preguntes qué te hace querer varias parejas a la vez.
¿Por qué estas preguntas? Si hasta ahora has mantenido una relación monógama y ahora quieres pasar a cualquiera de estas modalidades no monógamas, es básico que tengas muy claro los motivos que te llevan a ello. Sobre todo, cuando quieres seguir manteniendo tu relación de origen e invitar a tu pareja a abrirse a compartir con otros cosas que hasta ahora habían sido suyas de forma exclusiva. Por eso es tan importante que analices qué ventajas crees que puede aportar a vuestra relación el meter a otras personas en ella y contárselas a ella para que acepte el reto de compartirte con otra persona o personas.
Así, visto desde fuera y partiendo de lo que nos han enseñado nuestros padres, este tipo de relaciones no parecen del todo correctas. Pero, como muy bien decía Miguel Vagalume, socialmente esto no está bien visto, pero el poner los cuernos a tu pareja es algo visto como natural y normal. Y yo diría más, qué hipocresía. ¿No? Admitimos que exista la infidelidad, pero el tener relaciones con más de una persona a la vista de todos, nos parece vergonzoso o poco ético. ¿En qué mundo estamos? Es como si viviéramos el mundo del revés.
Claro, que cuando decides establecer relaciones con más de una persona, las cosas cambian. Cuando estableces una relación basada en el poliamor donde pasáis a ser tres personas en la relación, ya no es un tú – yo. Ahora pasáis a un tú – yo, junto a un tú – el/la otro/a, un yo – el/la otro/a, y otra última opción de, los tres juntos. Pero para que todos estos vínculos se den de una forma sana, la clave está en eliminar el sentimiento de competencia del uno con el otro y verlo desde la colaboración de a tres donde los tres miembros de la relación piensen para que los tres se encuentren y sientan bien en todo momento.
En este pensar en todos es fundamental que se establezcan unas normas y unos límites. Pero esto lo dejamos para otro artículo para poder explicarlo de forma más detallada.
Por ahora, si te estás planteando proponer algún tipo de relación no monógama, lo que te diría es que te plantees primero las cuestiones que te preguntaba antes y te las contestes internamente de forma objetiva. ¿Para qué te lo planteas? ¿Qué crees que vas a ganar con ello? ¿Qué puede aportar a vuestra relación? ¿Cómo se va a enriquecer? Y también sería ideal que te planteases los posibles inconvenientes de todo ello. ¿Qué puede pasar si tu pareja no acepta entrar en ese juego? ¿Qué puedes perder? ¿Estás dispuesto a perder a la persona con la que has estado hasta ahora?
Te insisto en este punto porque una vez que le hayas planteado a tu pareja la posibilidad de abrir vuestra relación a otros es difícil dar marcha atrás.
-Sara Estébanez-
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