¡Ay los celos! Esos incómodos compañeros de camino que tanto aparecen en las relaciones de pareja.

Una de las malas enseñanzas a nivel emocional y sentimental, es que los “si te pones un poco celoso/a significa que quieres a tu pareja”. Esta creencia es mentira.

Los celos tienen dos vertientes: una parte de la explicación de que la pareja es posesión del otro. Y la otra, tiene que ver con síntoma de inseguridad de uno de los miembros y al pensar que va a perder al otro, surgen los celos. Como puedes comprobar ambas ideas están interrelacionadas.

El amor tiene como base de su existencia la Libertad del otro, sea mi pareja o no, lo que realmente queremos si amamos al otro es que sea libre. De ir dónde quiere, de hacer lo que quiera, y que sea libre de estar o no con nosotros/as. Partiendo también de la base de nuestra propia libertar de estar con esa persona o no. Ambos miembros deciden una serie de códigos o premisas de relación, que decidirán si cumplen o no, y hasta cuando quieren seguir con esa relación.

En más de una ocasión son las inseguridades propias las que proyectamos en la pareja. Esto hace que tengamos dudas de si “seremos suficiente” “si hacemos las cosas bien o mal para que se quede con nosotros/as” y así hasta el infinito de creencias limitantes que nos lleva a tener dudas y ese es el caldo de cultivo de los celos.

Y cuando estos aparecen, dejamos de ser nosotros/as, para ser otra persona dominada por las creencias y que condicionan nuestro comportamiento. Cambiamos la forma de hablar, nos volvemos suspicaces, revisamos móviles, ordenadores, no creemos lo que nos dicen, damos mil vueltas a la cabeza y acabamos viendo fantasmas donde no los hay.

Recuerda que los celos no son una muestra de amor. Son un problema dentro de las relaciones sentimentales, en realidad, dentro de cualquier relación interpersonal. Nos alejan de los seres queridos y no nos dejan ver nuestra parte de responsabilidad en el asunto.

-Ruth Fernández-