Los Trastornos de la conducta Alimentaria (TCA a partir de ahora) y la mala relación con el cuerpo son bastante más habituales de lo que creemos. Podría sorprenderte la cantidad de gente que pasa por ellos y no lo sabe.

 

Al margen de que para poder enfrentarlos hace falta un equipo multidisciplinar, lo cual me parece obvio, lo que muchas veces se nos olvida es revisar la relación con la comida y el cuerpo a nivel familiar.

 

La historia familiar (padres, abuelos, bisabuelos) nos puede ayudar enormemente a poder afrontar mejor aún la solución de estos problemas.

 

Llevo un tiempo trabajando con una mujer joven que ha pasado por un TCA y ha estado en tratamiento por ello y cuando llega el verano (suele ser bastante común) tiene repuntes. Entre preocupada y frustrada se encontraba porque no conseguía entender por qué aún después de los años, le seguía pasando.

 

Aprovechando una visita de un prima de la madre, que también tiene problemas de alimentación, le platee la opción de hacer una investigación de cómo era la relación de otros miembros de la familia con la comida y el cuerpo.

 

Le gusto y se puso a ello. Ha hecho una maravillosa investigación que nos ha dado un marco excepcional para poder ayudarla a encontrar el camino de mejorar su relación con su cuerpo y con la comida.

 

Preguntando y preguntando llegó hasta una bisabuela que había pasado mucha hambre en una época por las circunstancias de la vida. Cuando consiguió recuperarse económicamente, siempre había comida en casa, mucha, a veces más de la que realmente hacía falta.

 

Siempre animaba a comer demás, a que no sobrara nada. Pero al mismo tiempo enviaba mensajes del tipo “cuidado, cariño, si sigues engordando no te va a querer ningún hombre, que aún estás soltera”. De este tipo ha encontrado varios mensajes.

 

Este patrón de comportamiento insano ha sido transmitido de generación en generación, donde se daba alas para comer demás pero al mismo tiempo se restringía la comida con el objetivo de gustar a otros.

 

La historia es mucho más larga de lo que os cuento aquí. Daros cuenta que hemos llegado hasta una bisabuela, que es dónde hemos puesto el comienzo del patrón familiar con la comida y el cuerpo.

 

Si tenéis problemas para aceptar vuestro cuerpo y puede que tengáis una relación regular con la comida, os invito a revisar la historia de vuestra familia.

 

Preguntar, preguntar y volver a preguntar.

 

Los patrones de comportamiento familiar se heredan y pueden condicionar nuestra vida.

 

-Ruth Fernández-