Lo que os voy a contar hoy es un patrón de comportamiento bastante habitual y que en mi caso además, también es un patrón familiar.

 

El análisis está hecho desde una perspectiva Transgeneracional. Es decir, dicha forma de comportarse podemos verlo en la gran mayoría de los miembros de mi clan familiar materno.

 

Soy la mayor de todos los primos/as y la más pequeña ahora tiene 19 años. Ha empezado a trabajar hace ya un año. Se puso mala con una gripe. Tenía fiebre alta, mucha tos y el cuerpo bastante hecho polvo.

 

Le tocaba ir a trabajar y le dijimos que no estaba en condiciones de hacerlo. Ella insistía que sí, que tenía que ir a trabajar. Que se tomaba algo y se iba. A pesar de los intentos de sus hermanos y tíos, se levantó, se tomó algo y se fue a trabajar.

 

Esto en mi familiar es común, seguro que alguno/a de los que esté leyendo también lo ha hecho. Incluso alguno dirá “si ella se encontraba bien, ¿cuál es el problema?” Además de ir esparciendo virus por ahí y no es bueno. Es una falta de respeto a su cuerpo y al proceso de recuperación.

 

Es una sobre exigencia que no te lleva a ningún lado y está basado en un patrón familiar de “ir a trabajar como sea y a toda costa” que a largo plazo no suele traer nada bueno.

 

Yo sé desde hace tiempo que tengo el mismo patrón de comportamiento y lo voy puliendo para que vaya disminuyendo. Y ahí voy, haciendo lo que puedo.

 

Lo que ha hecho es habitual en nuestra familia: se lo he visto hacer a los abuelos, a los tíos/as, a primos/as…

 

¿Cuándo se nos activa este patrón familiar? No se sabe. La cuestión es que lo tenemos y en cuanto empezamos a trabajar, se activa y funcionamos desde hiper responsabilidad.

 

Igual que yo soy consciente de este patrón, te invito a investigar cuales son los tuyos y de qué manera te afectan en el día a día.

 

A pesar de los años sigo investigando mis propios patrones.

 

Me gusta ir puliendo aquello que no me sirve. Aunque, como este patrón del que te hablo hoy, esté bien visto.

 

-Ruth Fernández-