Las palabras son fundamentales en la relación de pareja. Con ellas decimos “te amo”, “me gustas” o “te echo de menos”. Pero también pueden ser usadas de mala manera cuando estamos enfadados y no digamos más cuando llegamos al conflicto.
Desde el enfado y/o conflicto nos olvidamos a quien tenemos en frente. A veces olvidamos que es a quien amamos. Centramos toda nuestra atención en las sensaciones corporales y fisiológicas que tenemos durante el enfado, olvidándonos de todo lo demás.
Podemos ser muy hirientes con el otro. Y aunque pensamos que no pasa nada porque estamos dentro de un enfado. Sí que pasa. Toda palabra dura, mal dicha, al final deja huella en el otro. Incluso en nosotros. Generando muchas veces una distancia, que a la larga bien podría ser insalvable.
Para evitar problemas cuando nos enfademos con la pareja, siempre debemos tener presente que le amamos. Debemos primar el corazón antes que la emoción del enfado. Si ves que tu nivel emoción es tan alto que no puedes pensar con claridad, tómate el tiempo que haga falta. Ya tendrás ocasión para decir lo que haga falta.
Recuerda que al hablar con la pareja debemos ceñirnos al acontecimiento o comportamiento que nos ha dolido, no a su persona en general. Las descalificaciones, insultos y/o menosprecios deben de estar fuera. El respeto es la base de cualquier resolución de conflictos.
Y algo que es fundamental, si ves que no puedes hablar porque dudas de ser capaz de controlar tus palabras, déjalo para mañana. Verás como con una noche de por medio todo es más sencillo.
-Ruth Fernández-
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