El mundo de la imaginación o de la fantasía está presente en el día a día de los seres humanos. En más de una ocasión todos hemos dedicado un tiempo a pensar o soñar cómo nos gustaría que fuera nuestra vida. Imaginamos cómo sería nuestra casa de ensueño, el coche que nos gustaría conducir, hasta la pareja que desearíamos tener. Esto es maravilloso, puesto que muchas veces nos sirve para encontrar el camino hacia la vida que queremos vivir y disfrutar. En otras ocasiones, cuando no lo hacemos de la manera adecuada, nos saca de la realidad haciéndonos perder tiempo y enredándonos  en un mar de frustraciones cuando no conseguimos lo que anhelamos.

A nivel sexual también existen las fantasías. Son mucho más habituales de lo que la gente se piensa. Pero raramente le dedicamos tiempo a disfrutarlas y pocas veces nos atrevemos a llevarlas a cabo. ¿Por qué esta diferencia a la hora de afrontar las fantasías?  Son igual de buenas y saludables que las primeras a las que hemos hecho referencia. Simplemente tienen peor fama.

Mala prensa injustificada. Ayudan a que nuestra excitación crezca de un modo más sencillo y ésta sea mayor. Nos permiten descubrir qué nos excita o que creemos que puede llegar a excitarnos. Hacen que, aunque sea a nivel mental, las relaciones sexuales sean mucho más variadas y ricas de lo que suelen ser normalmente.

Todo comienza en el cerebro. Que por si alguien no lo sabe, es nuestro órgano sexual más importante. Gracias a él somos capaces de casi todo. Si le tenemos de nuestro lado, hará de nosotros, personas pasionales, creativas, divertidas y sexualmente activas. Cuando no está de nuestro lado, suelen aparecer pensamientos restrictivos, cadenas que se adhieren al cuerpo incapacitándolo para el disfrute. ¿Qué pensaríamos de nosotros si empezáramos a vivir nuestras fantasías? ¿Qué pasaría si nos dejásemos arrastrar por la pasión? Te invito a que, al leer estas preguntas, te des el permiso de reflexionar sobre cada una de ellas. Esto te ayudará a averiguar qué te impide cumplirlas, y cuáles son las cadenas que te atan.

Por eso, te invito a que dediques un tiempo a pensar qué aspectos de tu sexualidad te gustaría mejorar. Que analices dónde crees que puedes empezar a cambiar para de este modo aumentar tu disfrute. Esto mismo lo puedes extrapolar a tu relación de pareja. No hay nada más divertido y reconfortante que tener una comunicación sexual franca y seductora con la persona con la que compartes cama y convertir vuestro crecimiento erótico en un juego más. Para ello es necesario que cada uno de vosotros tome conciencia de la sexualidad que quiere tener. ¿Qué os apetece poner en práctica vuestros sueños? Da lo mismo que sea una posición o sea una fantasía sexual que siempre hayáis tenido. Todo está permitido. El límite lo pones tú. Cada uno sabe dónde empieza a sentirse incómodo, dubitativo o simplemente, cree que ese no es el momento de llevar a cabo alguna cosa nueva.

Cada miembro de la pareja deberá pensar en una sexualidad vivida de forma libre y con respecto hacia el otro pero también hacia uno mismo. Que procure, en todo momento, que ésta sea todo lo divertida y placentera que pueda. Empieza por rebuscar en tu cabeza qué has imaginado alguna vez que te gustaría llevar a cabo. Un cambio de postura tal vez, una escenificación de teatro donde haya disfraces y una pequeña narración. O tal vez quieras introducir algún tipo de juguete sexual que te ha llamado la atención. Prueba, experimenta, déjate sentir el placer en el cuerpo. ¿Qué ocurre? ¿Cómo te encuentras con estos pequeños cambios? ¿Ha variado en algo tu placer? ¿Ha subido tu excitación?

Quizás quieras unos pequeños juegos que te sirvan de orientación al principio, antes de poner en marcha todo lo que tu imaginación es capaz de crear. Si no se te ocurre nada, puedes probar las recomendaciones que dan los expertos en crecimiento erótico. Eso te ayudará a despertar tu propia creatividad. Recuerda que el mayor afrodisíaco que tenemos es el cerebro.  Cada pensamiento que dedicamos a las fantasías eróticas o al sexo en general, consigue que nuestro cuerpo se excite. Tanto, que muchas veces podemos llegar a tener un orgasmo.

Déjate llevar por tus fantasías sexuales y no sexuales. Atrévete a vivir una vida sin ataduras ni tabúes. Libérate de prejuicios, ideas preconcebidas o de comentarios que hayas oído. Nadie sabe mejor que tú, qué es lo que te gusta y lo que no. Experimenta en ti mismo el placer. Inunda tu cuerpo con las mejores de las sensaciones. Deja que el deseo fluya por cada uno de los poros de tu piel.

Haz de la pasión, una forma de vivir en plenitud.

-Ruth Fernández-

Desde Caricias y Besos nos gustaría acompañarte en ese camino de autoconocimiento y crecimiento personal dotándote de todos los recursos necesarios para que puedas alcanzar una vida plena y feliz. Y de este modo la puedas llenar de pasión.

 

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