Continuación de El elefante rosa.
No entendía nada. Sí, veía todo lo que me estaba sucediendo. Hasta ahí lo podía entender. Pero, ¿cambiar adentro? Eso era imposible. Mis amigos me habían dejado de lado en uno de los momentos más difíciles de mi vida. ¿Cómo podía estar yo con esa gente? Allí no pintaba nada.
– ¡Efectivamente! Me encantan las preguntas que te estás planteando. – Me dijo. Ahí tranquilamente, como si estuviese escuchando mi mente.
– ¡Claro que oigo todo lo que piensas! – Me contestó. – Recuerda, veo todo lo que hay en tu mundo y escucho todo lo que te dices.
– Pero, ¿entonces qué hago? ¿Me quedo solo? ¿Ahí en un mundo donde no compartir nada con nadie?
– Venga, te voy a hacer una pregunta importante.
– ¿Qué te aportaba estar con ellos? ¿En qué te beneficiabas?
– ¡Está claro, te lo acabo de decir! Me permitían estar con alguien. Así no estaba solo en la vida. Podía compartir con ellos.
– ¿Qué compartías? ¿Unas cervezas y unas risas, o algo más?
Ahí ya no supe qué responder. “¿Qué compartía con ellos?”
– ¿Eso es lo más importante para ti en tu vida?
– Es que encima estaba el chico al que amo. La persona con la que deseaba pasar el resto de mis días.
– ¡Ahhh! ¡Qué divertido! Fíjate. Ahí, entre el grupo de personas que te dejó de lado está la persona a la que amas. ¿Esa persona luchó por ti? ¿Te apoyó en tus necesidades? ¿Qué hizo a favor tuyo?
¡Jolines! Tenía razón. Pensé para mis adentros.
– Nada. – Contesté bajando la mirada al suelo.
– ¿Y quieres pasar el resto de tus días con alguien que sabes que no te va a apoyar cuando lo necesites?
– Hombre… Visto así. No.
– ¿Entonces? Eso lo podías extrapolar a todo el grupo. ¿Te merece la pena estar con gente con la que no está contigo cuando les necesitas?
– No – Volví a contestar.
– Pues fíjate. No lo mires desde el lado negativo, desde todo lo que has perdido. Míralo desde el lado opuesto, desde el lado de todo lo que has ganado. Ya sabes con quién no merece la pena gastar un mínimo de esfuerzo por ellos. Ya sabes que el amor de tu vida no está ahí. Ya sabes dónde no quieres estar.
– Ya… ¿y entonces? – Repliqué.
– No es lo que pasa, es lo que hacemos con lo que pasa. El pasado no está aquí. Sólo desde el aquí y ahora podemos generar el futuro que deseamos. Nuestros pensamientos de hoy son los que crean nuestro futuro. ¿Que quieres seguir pensando en lo que sucedió en el pasado? ¡Genial! Es tu decisión. El pasado no lo puedes cambiar. Lo único que puedes cambiar es la interpretación, el cómo ves lo que pasó ayer. Sacar nuestro aprendizaje de todo lo sucedido. Y desde ahí ver qué cosas cambiar y qué cosas seguir haciendo como hasta ahora. Es lo que te decía antes, si dentro no cambias, afuera nada cambiará.
Continuará…
-Sara Estébanez-
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