Cuando comenzamos un proceso de crecimiento personal dedicamos tiempo y esfuerzo a todas aquellas creencias y/o pensamientos que se amontonan en nuestra mente. También intentamos cambiar formas de hacer, malos hábitos, incorporar nuevas actitudes y aptitudes en beneficio propio. Esto es fundamental para lograr el camino de la tranquilidad y la serenidad.
En todo este proceso contamos con un aliado que no siempre tenemos en cuenta, me refiero a la postura corporal. Tanto para lo bueno como para lo malo, nuestra postura corporal influye en el estado de ánimo, en el tipo de pensamientos que tenemos, en emociones, sensaciones, reacciones…incluso también en el deseo sexual. Fijaos la importancia que puede llegar a tener y muchas veces no somos conscientes de ello.
Párate un momento y observa cómo estás sentado o cómo está tu cuerpo en este instante. Cierra los ojos y siente qué emociones y/o sensaciones presenta. Ahora lleva la atención a la cabeza y toma conciencia del tipo de pensamientos que te rondan. Os invito a realizar el ejercicio en diferentes momentos del día y en distintos lugares, incluso por la calle. Os va a sorprender la información tan valiosa que vais a obtener y que además puede jugar en vuestro favor. Sí, también si las emociones han sido incómodas o negativas. Porque de esta forma te habrás dado cuenta muchas cosas que tú mismo puedes ir cambiando poco a poco.
Ahora me gustaría que, independientemente de si estáis sentados o de pie, pongáis la espalda recta y la mirada al frente. ¿Qué le pasa ahora al cuerpo? ¿Qué habéis sentido en vuestro interior? Al principio puede ser un poco incómoda porque si el cuerpo está acostumbrado a ir encogido, se revelará para volver a la zona de confort. Seguir erguidos durante un rato y tomar conciencia de cómo van cambiando las cosas poco a poco, también de cómo se van modificando el tipo de pensamientos. Este aprendizaje lleva un tiempo integrarlo, tranquilos. Pero es muy interesante ir introduciendo cambios en la postura corporal e ir sintiendo cómo mejora nuestro estado de ánimo, nos volvemos más positivos e incluso más seductores.
Si llevamos la espalda encogida, miramos al suelo, caminamos arrastrando los pies y cuando vamos por la calle nos pegamos a la pared, le estamos diciendo a nuestro ser que somos pequeñitos, que tenemos miedo y hemos de escondernos y así hasta un sinfín de mensajes negativos y sus correspondientes emociones negativas. ¿Te habías parado a pensar que cuando miras al suelo te vas escondiendo? Haz la prueba y toma conciencia de tus mensajes internos.
Os dejo otro ejercicio para practicar en casa en la tranquilidad. Poneros de pie y levantar los brazos al cielo como si quisierais tocarlo ¿qué le pasa a vuestro cuerpo? ¿Qué siente? ¿Qué piensa?
El próximo día se lo voy a dedicar a la influencia de la postura corporal y la seducción.
-Ruth Fernández-
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