En estos momentos vivimos en el mundo de la dualidad. Bonito – feo, bien – mal, alto – bajo, son unos cuantos ejemplos. De hecho, vivimos tan inmersos en esta dualidad, que si me lo propusiese, seguro que llenaba un artículo solo con polaridades. Pero esta no es nuestra intención.

Citaremos sólo algunos ejemplos más haciendo referencia a los sentimientos, que es lo que hoy nos interesan. En este ámbito tenemos otros polos como amor – odio, simpatía – antipatía y tranquilidad – desasosiego.

Si te has fijado, en todos los ejemplos que hemos puesto, tenemos un lado positivo y otro negativo. Uno bueno y otro menos bueno. Uno basado en el amor y otro que emerge del miedo y del rencor. ¿Verdad? En realidad todos los opuestos residen en esa dualidad.

Si simplificásemos ambas polaridades en dos palabras, nos quedaríamos con Amor – Miedo. Esta es la gran polaridad que deberíamos vencer. El miedo es la emoción que hace que nos veamos diferentes a los demás. Es el que nos lleva a la ira hacia el otro. Es el que saca nuestro lado menos pacífico. En el lado opuesto está el Amor basado en “si no hay miedo, hay amor”. Pero no es un Amor con mayúsculas. Es vivido desde la polaridad de lo que no es su contrario. Pero no se sale de dicha polaridad.

No obstante, tenemos otra opción. Podemos salirnos de esta dualidad. Si en vez de ver las cosas desde las polaridades, las mirásemos desde el Amor Incondicional, la forma de percibir la realidad que nos rodea cambiaría por completo. Todo sería Paz, Armonía, Equilibrio. Sin embargo, pocas veces nos permitimos vivir desde el corazón.

Esto es lo que Ho´oponopono intenta enseñarnos. El Amor Incondicional todo lo disuelve. No hay rencor, odio, o ira que pueda repercutir en nosotros si vivimos desde el amor que emerge de lo más profundo de nuestro corazón, nada será bueno, ni malo, simplemente “será”. Esa es la clave, aceptar las cosas tal y como son y no ver nada fuera. Todo está dentro de nosotros. Nuestra realidad lo único que está haciendo es reflejar lo que realmente hay en nuestro interior. Por lo que si vemos a alguien que nos hiere, en vez de responderle con más ira, deberíamos darle las gracias por mostrarnos esa parte nuestra en la que nosotros mismos somos nuestros propios agresores.

Repito, en el exterior no hay nada. Todo es un reflejo de lo que sucede en nuestro interior. Por lo que si hay algo fuera que no te gusta, te invito a que le des las gracias por mostrártelo. Que le pidas perdón por la responsabilidad que tienes de haber pedido que viniese eso a tu vida. Y, por último, que le des Amor. Porque desde ahí será desde el único sitio desde el cual podrás disolver y eliminar todo aquello que te desagrada de tu vida. Sólo desde ahí tendrás la posibilidad de escribir un párrafo nuevo con unas experiencias nuevas basadas en lo que realmente quieres para ti y para los tuyos.

El Amor todo lo puede.

 

– Sara Estébanez –

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