Hoy vamos a tratar un tema importante dentro de las relaciones de pareja, las discusiones.

En toda relación siempre tenemos nuestros más y nuestros menos. Y en la pareja aún más. Es algo inevitable. Esto no significa que no nos amemos. Para nada. Es normal, cada uno tiene una opinión propia. Esto,  muchas veces lo asociamos al desamor, pero no es así. El que dos personas discutan sólo significa que tienen diferentes puntos de vista, nada más.

El problema está en cómo hablamos a nuestra pareja cuando surge el conflicto. Existen dos modos de hacerlo, de forma corrosiva echando en cara al otro lo que está aconteciendo, o de forma sana y constructiva que enriquezca la relación. Veamos cada uno de ellos con el mismo ejemplo, una disputa por cuestiones domésticas.

En el primer caso, cuando la disputa es destructiva, habitualmente, lo que solemos hacer es echar en cara a la otra persona. Hemos hecho personal lo que está sucediendo y echamos la culpa de lo que está sucediendo a la otra persona. Todo se presenta en un monólogo desde lo que cada uno reprocha al otro. Esto sucede cuando tildamos al otro de… y hablamos con términos como los siguientes:

— “Eres un/a dejado/a.

— Eres un desastre.

— No haces nada en casa.

— Estoy harto/a de hacerlo yo todo.

…”

Por el contrario, cuando es constructiva se debate sobre las ideas, y hay un diálogo en el que se habla desde lo que cada uno siente. No como reproche, sino desde la sinceridad, desde lo que la situación hace sentir a los dos miembros de la pareja. Aquí hay diálogo. Los dos participan. No es un continuo monólogo de reproches del uno hacia el otro. Se habla desde el corazón empezando las frases del siguiente modo:

Esto no me gusta.

— Lo que yo propongo es…

— Esta situación me hace sentir…

— Creo que la clave está en…

…”

¿En cuál de los dos tipos se suele encontrar sumida vuestra relación? La primera va minando y destruyendo vuestra unión, mientras que la segunda hace que ambos dos salgáis fortalecidos tras el conflicto. Esto se debe a que ambos dos ponéis sobre la mesa vuestros puntos de vista sin tratar de imponer al otro vuestra opinión, lleváis a cabo una negociación y por fin culmináis en un acuerdo. Esta es la clave.

¿Cómo llegar a ello?

Para empezar, lo primero que deberías preguntarte, cuando surge el más mínimo altercado, es

¿Cómo he podido yo contribuir a generar esta situación?

— ¿Qué parte de responsabilidad tengo yo en todo esto?

Ya, partiendo desde ahí todo es mucho más fácil. Empezar a hablar con la otra persona sobre algo que te disgusta pensando en tu parte de responsabilidad evita que cargues toda la culpa sobre la otra persona. Esto, a su vez, contribuirá a que la otra persona lo reciba de una forma más positiva. No lo sentirá como una carga, sino como algo que te gustaría resolver junto a ella. No imponiéndole tu punto de vista, sino viendo desde los dos cómo podéis llegar a un punto intermedio en el que los dos os veáis beneficiados. Esto es un “win and win”, que dirían los ingleses. Las dos partes de la negociación ganan.

Todo ello, se puede llevar a cabo siguiendo estos cinco pasos clave:

1º Expresar a tu pareja lo que has observado. Aquí sólo puedes hablar desde la obviedad de la realidad. Es como mostrar a la otra persona una fotografía de lo que está sucediendo.

2º Hablar de lo que sientes con lo que está sucediendo. En esta paso, lo que haces es hablar desde ti, de cómo te hace sentir la situación. Todo lo has de hablar desde lo que tú sientes con lo que estás viendo.

3º Buscar una solución para el problema que has detectado. Desde aquí, ya los dos juntos, deberéis buscar qué es lo que ha llevado a que se dé esta situación que te desagrada.

4º Pediros disculpas por lo sucedido. En cuanto reconocemos nuestro error, ya estamos pidiendo disculpas al otro. Cometer un error es normal, es de humanos. El problema surge cuando se repite el mismo error. Pero previamente, no sabíamos que nos estábamos equivocando.

 5º Encontrar la solución. Aquí ambos dos deberéis buscar cómo evitar que se vuelva a repetir la situación que ha generado el conflicto. Ya desde ahí, podréis descubrir qué nuevas actitudes o comportamientos deberéis adoptar cada uno de vosotros dos.

Esta es la clave. Espero que os sirva para futuros desencuentros entre tú y tu pareja.

-Sara Estébanez-

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