¡Qué importante es el amor a uno mismo! Saber valorarse en su justa medida. Ser capaz de ver nuestras cualidades buenas y positivas. Apoyarnos en ellas cuando pasamos por un momento complicado e incluso difícil. Son nuestras características positivas las que hacen de nosotros seres maravillosos y capaces de cualquier hazaña.

Pero se nos olvidan. Centramos nuestra atención en defectos, cualidades negativas o en las dificultades. Gastamos tiempo en cambiarlas, modificarlas e incluso que quitárnoslas para que no se nos vean. Desmerecemos e incluso anulamos las buenas pensando que lo único que debemos hacer es cambiar. ¿Y si ya tuviéramos en nuestro interior las herramientas necesarias para ser felices y obtener los objetivos que nos hemos marcado? Piénsalo.

Estoy casi segura    que prácticamente todos habéis oído hablar de la Autoestima. Y en cierto modo sabéis a qué se refiere.

Es nuestra Brújula Interna. Nos ayuda a sostenernos en el tiempo, a solucionar problemas, a crecer como personas, a amarnos de manera incondicional y gracias a ello somos capaces de hacer frente a cualquier circunstancia de la vida.

El problema suele venir porque nadie nos enseña a cuidar y sanar la autoestima. Ni siquiera tenemos muy claro a que nos referimos cuando hablamos de ella. Tan solo una frase para intentar definirla: “Es aquella capacidad que nos ayuda a hacer una valoración positiva de nosotros mismos”. Puede parecer simple, pero no lo es.

Desde que tenemos más o menos 5 ó 6 años empezamos a crear la forma cómo nos vemos  a nosotros mismos. Primero lo hacemos por las reacciones de nuestros padres, abuelos, profesores. En función de cómo reaccionan ellos cuando tenemos un éxito o cuando no conseguimos los objetivos.

Os pongo un ejemplo. Si un niño desde que es pequeño recibe de manera constante los siguientes mensajes “eres tonto”, “nada te sale bien”, “no vales para nada”, tendremos un adulto con la autoestima baja. Una persona a la que le va a costar encontrar y reconocer sus cualidades positivas. Alguien que da por sentado que la opinión de los demás es la correcta y no la suya. Se va a sentir incapaz de emprender proyectos o incluso poco merecedora de que las cosas le vayan bien. Así de importante es nuestra autoestima.

Esa Brújula Interior es fundamental en nuestras vidas. Vamos a intentar sanarla ahora que somos adultos, y a partir de aquí cuidar de ella como el más preciado de nuestros tesoros.

Os invito a coger tres papeles. Da igual el tamaño. Escribir en ellos 3 cualidades positivas vuestras, las que queráis. Ahora colocar esos mensajes en lugares visibles de la casa, el espejo del cuarto de baño, la puerta del frigorífico. Dónde queráis. Leerlos todos los días. Hasta que vuestro cerebro empiece a reconocer como propias esas cualidades y ya no se le olviden nunca.

Este ejercicio le podéis hacer cuantas veces queráis. Incluso podéis llenar la casa con estos mensajes. Probar. Veréis cómo las cosas cambian en el interior produciéndose un reflejo en el exterior.

-Ruth Fernández-

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